HERRAMIENTA RESINA

Proceso de resinar: La primera vez que se le da una roza al pino, éste está virgen, en los meses de abril o mayo se empiezan a preparar las fases de limpieza del pino: 


                        1º) Con el borrasco se limpia la corteza.
                        2º) Con la hacha gubia se saca la viruta para realizar la canaleta por donde se desliza la resina.
                        3º) Con con la media luna se realiza la ranura para colocar la chapa para que la resina caiga en el cacharro.
                        4º) Se coloca una punta para colocar el cacharro.
                        5º) Se coloca el cacharro donde se recoge la resina que resuma del pino.

        Al pino se le puede dar cuatro rozas, una  por cada cara y en cada cara como máximo cinco rozas. En el mes de septiembre se suele empezar la recogida de ésta, Dicha faena está en regresión, por lo costoso del trabajo y por la poca rentabilidad que se obtiene de ello.

BORRASCO: Herramienta del pinariego consistente en un hierro corvo con corte y mango largo para limpiar la corteza del pino.









HACHA GUBIA: Herramienta con la boca curvada que emplea el pinariego para pelar el pino.

















MEDIA LUNA: Herramienta con figura de y griega, al cual sujeta la grapa u hojalata para golpear con un mazo y clavarla en el pino.

















PALETA: Herramienta usada para limpiar la resina de la lata y del cacharro.










CACHARRO: Recipiente de barro que emplean para recoger la resina que sangra el pino.












TODAS HERRAMIENTAS














PROCESO DEL RESINADO EN EL PINAR
Derroñe (Quitar la corteza del pino para sangrarlo) 













PICADO: con la Hacha Gubia sacar la viruta del pino para que resude la resina.















CLAVADO: Con la media luna se hace la ranura para colocar la chapa por donde se desliza la resina al cacharro de barro.















COLOCADO EL CACHARRO: Para recoger la resina.



















PROCESO TERMINADO.





















CARRO:Don de se transportaba las cubas de la resina, ala resinera de Cañizares Cuenca 







PROCESO DE LA RESINA:: 
   
           La resina, actividad económica más importante de El Tobar, comenzó hacia 1915, perviviendo hasta finales de los 1945- 50.En la explotación del monte para la obtención de resina participaban el resinero, el remasador y el carretero. En época normal había alrededor de 25 resineros, sus familias vivían en el pueblo.
           Los montes pertenecientes al pueblo están amojonados marcando sus lindes con los pueblos limítrofes y las tierras comunales. Al mismo tiempo el monte estaba subdividido en “tronzones y cuarteles”. Al resinero se le marcaba su territorio de trabajo tomando como referencias las calles, los amojonamientos o pinos que se “derroñaban” en forma de anillo. Las campañas de la resina se dividían en quinquenios, que serán los que se necesitaban para trabajar toda una cara. La campaña iba de marzo a noviembre. El primer mes y parte del segundo los “resineros” preparaban el monte; “Derroñe y Clavado”, que consistía en quitar la choza a todos los pinos a picar sin sangrarlo, ponían la chapa y la punta para aguantar el “cacharro”, bote de recoger la resina; era de barro cocido.
           El reparto de cacharros si el monte no tenía,  por ser monte nuevo o reponer los gastados en campañas anteriores, se hacía distribuyéndolos con los mulos. Los Carros o camiones los habían traído hasta las proximidades del monte.
           Sobre finales de Abril o principios de Mayo se comenzaba a  pica el monte, los útiles empleados por los resineros eran el hacha, la media luna y la maza. Se arrancaban de 3 a 4 virutas para conseguir el ancho de la pica, unos 12,5 cm. Se empieza a unos 15 cm., del suelo, lo justo para que cupiese el cacharro. A lo largo de la campaña se iba remasando la pica alcanzando al final unos 50 a 60 cm. , de altura. El arranque era de unos 5 a 7 mm, menguando hasta una viruta como “el papel de fumar”. El hecho de no profundizar era para respetar la vida del pino y suponía causa de multa tanto si se pasaba de profundidad como de anchura. De una pica a la siguiente pasaban de 6 a 8 días con el fin de completar el sangrado de la herida. La cara debía subir recta,  aunque en ocasiones  en algunos pinos torcidos o en situaciones forzadas, la cara giraba para conseguir que la resina cayera al cacharro, llegando a colocar virutas clavadas en la cara para dirigir la caída, lo cual suponía motivo de multa. Al pino se podía dar cuatro picas,   entre cara y cara 10cm
           Conforme avanzaba la campaña, el resinero tenía un conocimiento casi exacto del rendimiento de cada pino, lo que le permitía el trasiego de cacharros de pinos que daban poca a los que excedían lo previsto. El propio resinero tenía que quitar un cacharro y poner otro nuevo, dejando éste tapado en el suelo con las mismas virutas secas, llegando incluso a trasvasar resina de un pino a otro en ausencia de cacharros, llevando un recipiente al efecto.
           Como norma general, un resinero llevaba unos 6.000 a 7.000 pinos, dependiendo de la dificultad del monte, alcanzándose situaciones límites de llevar 10.000 pinos. Se solían por tanto resinar unos 1.000 pinos por día.
           Para abril o mayo comenzaba la recogida de resina. Se encargaban los  repasadores en   cuadrilla de unas 6 a 8 personas, se habían realizado de 6 a 7 picas. El carretero debía con anterioridad haber repartido las cubas por el monte en los lugares predeterminados. Con la paleta y la lata, recorrían pino por pino el monte para una vez llena vaciarla en las cubas.
           En los años veinte el carretero las recogía y llevaba a Cañizaes. Con la llegada de los camiones éstas se acercaban a los “cargues de las cubas” donde eran recogidas y llevadas a las resineras. En un principio la resina del Paláncar se llevaba a las cercas del cuerna o cubillo donde la recogían ya los camiones.
           Los nombres de lugares como “Palancar, Dehesas “entre otros eran de uso cotidiano entre los lugareños.       Las cuatro primeras remasas las hacían ellos, pero la última la hacía el propio resinero terminado el “barrasco”, o en ocasiones simultáneamente.
           El barrasco consistía en recoger la resina solidificada a lo largo de la campaña en la cara, esto se efectuaba con una lona o mantel colocado en la base del pino, así, la que al rascar no caía al cacharro, se recogía y se depositaba en él. Esta resina es más dura y llena de impurezas.
           La última remasa tenía un serio inconveniente; el reparto de cubas. En un principio había que llevar cubas a la colla de remasadores, pero ahora al estar todos los resineros remasando diseminados por el monte, las cubas había que repartirlas por todo el territorio. Aunque  el carreteros preveía e iba con anterioridad dejando cubas, éstas eran insuficientes; muchas veces a consecuencia del apremio y la falta de cubas traídas por los camiones. La proximidad del frío y querer terminar cuanto antes, hacía que todo fuesen prisas, produciendo más de un altercado; los improperios y juramentos se oirían a kilómetros.
        El carro especial usado para llevar las cubas podía llegar a cargar 20 cubas vacías y un máximo de ocho llenas. Una lata llena venía pesando 18 Kg., luego una cuba pesaría de 200 a 220 Kg., las grandes de 280 a 300 Kg. Si a ésto le añadimos la dificultad que suponía el pringue y el calor podemos imaginar los trabajos de estas personas.
           El pago de estos trabajos, no estaba en proporción a las fatigas. El carretero cobraba por cubas entregadas. El resinero cobraba un tanto por kilo de resina entregada, el derroñe y preparación del monte no se pagaban. En la fábrica había un representante de los resineros para velar por sus intereses, normalmente puesto por el dueño de la fábrica así que podemos imaginar su representación. El remasador también cobraba un tanto por kilo recogido, inferior ese porcentaje al del resinero pues éste solo se encargaba de recoger.
           Sobre la resina entregada había descuentos; el agua y las materias extrañas mezcladas en la resina entre otros. Este descuento lo hacía a ojo, según el criterio del empresario.
           Con la prohibición de seguir picando los pinos mediante el método tradicional, desaparecería un antiguo oficio. Se intentó seguir con el nuevo método del ácido, haciéndose la prueba en La Pasadilla, pero no resultó lo satisfactoria que se esperaba. El cierre de las minas y el fin de la resina marcaron la decadencia del pueblo.

En la zona con existían al rededor de esta industria el herrero para herrar las caballerías y el alfare o cacharrero para hacer los cacharros estos por regla general se hacían en Puente de  Vadillos. 

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